Desde tiempos muy antiguos el hombre ha hecho uso de las fibras vegetales y animales para la fabricación de prendas textiles. Antes del advenimiento de los tintes sintéticos a mediados de la década de los 1850, solamente los tintes que provenían de sustancias naturales estaban disponibles para aquellos que teñían textiles, hilos, canastas u otros materiales.
En el caso de nuestra comarca con toda seguridad, estas fibras fueron el lino (de origen vegetal) y la lana (de origen animal) hallazgos encontrados en excavaciones arqueológicas (pesas, fusayolas etc.) dan fe de un intensa labor de transformación de las mismas.
El lino constituye una de las fibras vegetales más fuertes
de la naturaleza, por ello fue una de las primeras en cultivarse, hilarse y
tejerse para producir ropa y accesorios de moda.
La lana es la fibra
animal por excelencia. Las cañadas y cordeles que atraviesan la comarca ,
atestiguan una intensa actividad de
trashumancia ganadera en el pasado , principalmente de ovejas merinas, y el
aprovechamiento de su lana hizo
posible la creación de una floreciente
industria que, sobre todo en el siglo XVI-XVII, convirtió a Castilla en la
primera potencia en exportación de Europa.
El tintado de las fibras, (casi como parte final del proceso de transformación de las misma) viene de muy atrás en la historia. El gran despliegue de colores que nos muestra el mundo vegetal no debió pasar inadvertido a nuestros antepasados. Se podría señalar que el gusto por las ropas de color nació como un intento de imitar los colores de la naturaleza.
El descubrimiento de plantas tintóreas que por su raíz, hojas o frutos daban color a las fibras debió, y es aún, un proceso interesante y bello a la par . Es frecuente que algunos autores clásicos se refieran a los colores utilizando una base naturalista, comparado el color de sus vestidos con algún fruto, flor o color que veían en la naturaleza. Ovidio por ejemplo recomendaba a las mujeres los vestidos azul cielo, amarillo azafrán, verde mar o verde mirto.
Vamos a referirnos principalmente al tintado de la lana, hay
pocas referencias al tintado del lino, probablemente porque como refieren
algunos tratados antiguos, es difícil de conseguir el fijado de
los tintes naturales en esta fibra vegetal.
Lavado de lana en el río
Después del esquilado, lavado, escardado e hilado de la misma viene el proceso del tinte. Numerosas plantas y raíces tintóreas abundan en nuestra comarca, y no es difícil encontrar relatos de nuestras mujeres de edad, que nos hablan de la raíz de la encina o el aliso entre otros, usados por ellas para teñir.
Por regla general, los tintes naturales se extraen de
plantas pulverizadas, desmenuzadas o
cortadas.
Líquenes
Las partes de la planta luego son colocadas en agua caliente
a una temperatura justo por debajo del punto de ebullición hasta que el color
se haya transferido al agua.
Cuando el color es
añadido a un material saturado en mordiente, el tinte se adhiere entonces a la
fibra del material. Los mordientes ayudan a que los colores se adhieran
permanentemente en las fibras.
El
acabado final depende de muchos factores entre los que se encuentran el tiempo y la cantidad de planta utilizada
etc.
Un
mundo fascinante y en proceso de desaparecer que algunas artesanas se afanan por recuperar y poner en valor.
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