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viernes, 29 de marzo de 2019

MANIFESTACIONES RUPESTRES EN EL ARAVALLE

Aportación al estudio de las manifestaciones rupestres en el Aravalle (I)

Mª Luisa Savirón Cuartango
Javier Monje Díaz
Ángel L. Mayoral Castillo

Asociación Cultural Valdecorneja

No han sido hasta ahora frecuentes los trabajos encaminados a documentar este tipo de manifestaciones en el territorio de referencia. Hablamos del Aravalle, en este caso de una zona que comprende un recorrido de aproximadamente tres kilómetros en línea recta entre las primeras manifestaciones que aquí documentamos, en la Picota (Mazalinos), y la última en  Lancharejo (la Carrera), recogiendo de paso las de Navalmoro. Aparecen señaladas en el mapa con tres círculos rojos


El paisaje es agreste, pero de extraordinaria belleza natural. Aunque no puede decirse que es un territorio ameno, lo cierto es que encontramos en el entorno pequeñas poblaciones serranas que complementan los atractivos naturales con otros de índole auténticamente rural, sin artificios. El Tremedal, Mazalinos, Los Loros, Serranía, Santa Lucía, Lancharejo, Cereceda, la Carrera…. Son pueblos cuya visita merecerá la pena al viajero.

Si algo caracteriza este territorio es la abundancia de agua, que recoge de las cumbres de la sierra de Candelario y la transporta al Aravalle, muy cerca ya de su confluencia con el Tormes en el puente de las Aceñas de El Barco de Ávila, principalmente a través de la garganta del Endrinal.

Manifestaciones rupestres

Esta denominación engloba una serie de elementos que componen un conjunto heterogéneo que localizaremos y describiremos pormenorizadamente. Corresponden sin duda a diferentes épocas y responden probablemente a muy distintas necesidades, pero tienen en común el hecho de encontrarse en la misma zona y estar realizadas en un mismo soporte, la piedra. 
Algunos de estos elementos los conocemos como fruto del estudio del territorio desde hace ya unos cuantos años; otros corresponden a hallazgos más recientes. Varios los hemos ido publicando en redes sociales, pero pensamos que ha llegado el momento de que se conozcan en su conjunto, con el fin de facilitar su visita y estudio y llamar la atención de quien corresponda para que se ocupe de su puesta en valor y conservación. 

Cazoletas:

No es el objeto de este trabajo hacer un análisis en profundidad de este complejo fenómeno, pero si conviene, pensamos, ofrecer una breve descripción del mismo para quienes no estén familiarizados con él. Denominamos cazoletas a las oquedades o depresiones practicadas sobre la roca que configuran un espacio semiesférico, realizadas por la mano del hombre a golpe de martillo, aunque algunas parecen pulidas posteriormente, quizá por la intemperie y los agentes atmosféricos, quizá por intervención humana. Las manifestaciones son extraordinariamente numerosas y aparecen en diferentes culturas a lo largo del tiempo (desde el Paleolítico hasta la actualidad) y prácticamente en todos los continentes. 

En este contexto, es muy difícil hacer un análisis global de estas manifestaciones porque se corre el riesgo de proponer homologaciones erróneas, atendiendo solo a coincidencias morfológicas. Nos apartamos radicalmente de propuestas como los lenguajes universales, o cultos comunes, que por su simplicidad en nada favorecen el esclarecimiento del asunto. Solo el análisis pormenorizado de cada uno de los elementos puede arrojar cierta luz sobre el fin para el que fue creado. En la zona objeto de este estudio localizamos algunas piezas interesantes.

La Picota 1 - Salera de la Avariza (o Alvariza): 



En este cerro hemos documentado dos elementos. El primero (La Picota 1) es una piedra plana situada cerca de la cima, de 1314 m. de altitud, que asoma al valle de la Garganta del Endrinal, por un lado, Aravalle, por el otro y vista franca hacia el Valle del Tormes. Se obtiene desde allí una vista casi circundante del entorno, salvo por la cuerda que conecta con los Mazalinos; que sí se obtiene completa desde la misma cima del cerro. Pero además, como bien observa Javier Monje, ofrece la posibilidad de ser visto desde varios puntos estratégicos del entorno, como Las Cabezas Altas, Las Casas de la Sierra, e incluso el cerro de Santa Bárbara cerca de El Barco de Ávila, con los que tendría buena comunicación con un sistema de señales. No estamos con esto afirmando que el artilugio tuviese este fin, pero el hecho es manifiesto.

Lo descubrió Mª Luisa Savirón Cuartango en Agosto de 2006.

En la cima del cerro aflora una veta de cuarzo, con la que se ha construido un vallado combinando con granito, también abundante en la zona, que circunda parte de la cima. Se aprecian también allí unos amontonamientos de roca suelta que pueden ser restos de pequeñas edificaciones o chozos, y quizá instalaciones para el ganado.

No tenemos noticia de ningún topónimo que coincida con la “avariza” que figura en el mapa. Sí aparece “alvariza”, relacionado la protección de colmenas o apiarios, especialmente en Galicia. Cabe quizá otra propuesta, la relación con el afloramiento de cuarzo al que hacíamos referencia, que otorga al terreno una cualidad “albariza” (blanca).

En cuanto a la “salera” o “salega” interpretamos que se refiere al lugar en que se vertía la sal necesaria para el mantenimiento del ganado, probablemente caprino, que allí se guardase. Ignoramos si la roca con cazoletas que presentamos pudo tener esa utilidad; aunque no fuese ese necesariamente su origen. 



La piedra soporte mide 2,20 m. X 1,40 m. y está calzada en su base, conformando una superficie bastante en ligero plano inclinado; lo que podríamos llamar una “mesa”.  Presenta dos oquedades de unos 30 cm. De diámetro. Una, tan solo una especie de rebaje, sin llegar a formar pileta. La otra, próxima a las cazoletas, de unos 5 cm. de profundidad. La parte más relevante son evidentemente las 19 cazoletas de diferentes tamaños que se aprecian, las más grandes de unos 6 cm. de diámetro y 4 o 5 de profundidad. Dieciocho forman parte de un conjunto uniforme en la esquina de la piedra y una que se encuentra aislada en el centro.


Contiguo a este elemento, justo detrás, en una roca redondeada en cabecera y recta en su base  se encuentra otra piedra que presenta talladas dos oquedades casi idénticas, de unos 10 cm. de diámetro, guardando simetría; lo que podríamos llamar un “oculado”. Su proximidad a la mesa de las cazoletas nos hace pensar necesariamente que formaba parte del conjunto, fuese cual fuese su utilidad.

La Picota 2


El segundo elemento (La Picota 2) se encuentra en la misma cima del cerro. Descubrimos este elemento en visita con José Francisco Fabián (Arqueólogo Provincial de Ávila), en Febrero de 2018. La prospección de la zona que se realizó no puso en evidencia señales de habitación, más allá de los posibles cercados para el ganado o algún chozo de pastores, hoy derribado. Y efectivamente, la situación del cerro, casi aislado en el contorno, la ausencia de fuentes o manantiales, y el alejamiento de los lugares de paso, son factores que no invitan a pensar en un poblamiento continuado y estable. No obstante, las señales grabadas en la roca, que pertenecen con toda probabilidad a diferentes épocas, sí invitan a pensar que existió allí un lugar con alguna significación especial que posiblemente era visitado con cierta asiduidad.

 También presenta una serie de cazoletas y cruces que se encuentran repartidas en la superficie de una losa irregular que se apoya sobre otras rocas  Las cazoletas son más regulares que las de Picota 1 y están más marcadas, aunque quizá esto pueda deberse a que la disposición en plano inclinado ha propiciado que el desgaste sea menor. Las cazoletas aparecen dispuestas en el borde, mientras que las cruces ocupan la mayor parte del espacio que ofrece la superficie y más dispersas. Destaca sobre todo la que aparece en la parte superior, más  cercana a las cazoletas, de trazo muy marcado, merced quizá a que se ha practicado sobre ella un reborde curvo que la protege de algunos factores de desgaste y en la enmarca en parte. También se aprecian muy bien dos cruces contiguas, cuyos cruceros se tocan, en la zona inferior de la roca. El resto está más desdibujado y en alguna incluso falta el crucero, quedando la marca como una línea vertical. Hay que señalar que la combinación de cruces y cazoletas no es un fenómeno frecuente.


Grabados rupestres – Garganta del Endrinal – Navalmoro

Nos encontramos aquí con un excelente conjunto de grabados de gran originalidad. Están situados en plena garganta del Endrinal, en un paraje de extraordinaria belleza natural, en el término de La Carrera, cerca de la localidad de Navalmoro. En el lugar está documentada la existencia de un antiguo molino, del que no quedan a la vista más que restos de un muro del desagüe y alguna piedra de moler. Hay constancia de la existencia de otra piedra dentro de la poza que se forma en este lugar. Algo más arriba, cuando la garganta no viene muy crecida, que es la mayor parte del año, se configura de manera natural una plataforma de piedra que hace posible el paso a la otra orilla.


Llegamos a su conocimiento a través de diversos testimonios de personas de la zona que recordaban haberlos visto u oído hablar de ellos. Javier Monje los localizó en 2018. Aunque no hay grandes impedimentos para acceder a ellos, están algo ocultos entre la maleza, lo que hace que su visita no sea sencilla.

Un corte (natural parece) en la roca ha propiciado que queden expuestos dos paneles sobre los que se han efectuado los grabados que se presentan en forma de “libro abierto”. La fotografía siguiente ilustra bastante bien su disposición.

Panel Izquierdo – Parte inferior

Es muy frecuente encontrar en los molinos grabados de diferente tipo, normalmente en lugares relevantes de la edificación. La mayoría suelen ser cruces con carácter de conjuro, bien de calvario o “boladas”, como la que aparece aquí. En este caso, los signos que se aprecian en el panel izquierdo podrían muy bien estar relacionados con estas cuestiones. Abajo, como decíamos, la cruz sobre una base circular, bastante común en edificaciones religiosas u otras a las que se pretende “cristianizar”. Suelen verse en las jambas de los vanos protegiendo umbrales. Una combinación de religión y superstición bastante corriente en ciertas épocas.

A su lado se observa una especie de “escalera” compuesta por dos líneas paralelas que se dividen en recuadros de 4,5 cm. En principio se aprecian 11, pero no se puede descartar que alguno se haya perdido en el extremo inferior, en cuyo caso cabría quizás pensar en una especie de calendario. 
Los representamos en el esquema como signos independientes, si bien se aprecia que el extremo izquierdo del crucero toca el tercer recuadro del grabado contiguo. Lo hacemos así porque cabe la posibilidad de que, como sugiere Javier Monje, estemos ante unos signos que pudieran tener que ver con alguna particuaridad relacionada con el molino. Otra interpretación podría se la de un intento de cristianización del resto de los grabados. 
El “escaleriforme” tiene bastantes paralelos  Como ejemplo valga este enlace de Ángel Lunar

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1101067120080619&set=pcb.1101067973413867&type=3&theater


Y este de El Primer Arte

https://www.facebook.com/168404960441501/photos/a.209626296319367/233423113939685/?type=3&theater



Panel Izquierdo – Parte superior


En la parte superior, bien diferenciados de los signos de la parte inferior, nos encontramos con un grupo de signos menos convencionales. Arriba, un ovalo con dos cruces; una en la parte superior, coronando, y otra en el interior del mismo. Remata en la base con una especie de peana que enlaza con el signo inferior, que es un larguero con tres cruceros. Podría también ser un ovalo, pero no lo señalamos como tal en el esquema por no tener seguridad absoluta de ello. La interpretación es aquí aún más difícil, si cabe, que el de la parte inferior;  los ovalos no son frecuentes en los grabados rupestres. 

Son  muy pocos, que conozcamos, los que se puedan considerar como paralelos. A lo sumo podemos establecer cierta analogía con algunos Uno de estos ejemplos se encuentran en Gorafe, del que ponemos una fotografía que amablemente nos ha proporcionado José Antonio Bernal .

Y no podemos dejar de observar también cierta similitud con unos grabados de Matarranya (Teruel), que nos proporciona también Armando Biendicho

Panel Derecho:  Este grabado se nos presenta como un larguero con tres cruceros rectos. Los dos superiores y el propio larguero rematan en “pata de oca”; la parte inferior, sin remates, encaja el cruce en un círculo. En la parte superior del crucero central se han trazado dos líneas para ofrecer una forma triangular.

Manifestaciones análogas: Tampoco es fácil encontrar paralelos para este tipo de grabado. Nos sugiere alguna similitud uno en Casas de Lázaro (Albacete), hallado por Armando Biendicho, que amablemente nos autoriza a publicarlo. El hecho de hallarse descontextualizado no nos ofrece mucha información sobre su posible utilidad, pero el remate del larguero, los cruceros y el círculo inferior aconsejan  tenerlo en cuenta.

Y aun teniendo en cuenta que con toda probabilidad no estamos hablando del mismo tipo de manifestación, cuesta sustraerse a otra analogía que encontramos con un símbolo grabado en el dolmen de Casota do Páramo, en Lugo, en Barbanza (A Coruña), que algunos atribuyen a una representación del dios Lug.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Cps7Iu0oTRc1Gqir6Vo2NHBH-DmLus2tE2sz4CveucBFUMKrBf_-YboFP2FM214ZV-fxnfvGDJY5KX8tqZkbLQtYyf5Oa2hr6l8DvJM3y9K8_RjmlTpxLYaGeqrBAoFGm6R0_KU-v7A/s1600/IMG_2920.JPG


Piedra con cazoletas – Fuente de Lancharejo


Nos encontramos aquí con un interesante conjunto que reúne diversas manifestaciones. Se trata de una antigua fuente, una verdadera reliquia antropológica a pesar de alguna desacertada intervención, que se encuentra a medio camino entre la Carrera y Lancharejo, en una encrucijada del camino que uniría estas dos localidades con Navalmoro.

Junto a la fuente se encuentra una roca exenta que presenta un escalonamiento en tres niveles. En el superior, ligeramente ovalado, se muestra un conjunto de cazoletas de índole y factura similar a las de La Picota 1. Contamos diez, aunque sin asegurar que ese sea el número exacto, habida cuenta del acusado desgaste.

Cabe señalar que en una de las losas que forman parte del conjunto de la fuente se ha tallado un cruz de tamaño notable, probablemente signo de la cristianización de un elemento pagano. 

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