ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL PATRIMONIO CULTURAL de la Comarca Barco-Piedrahíta-Gredos-Puente del Congosto y su Tierra.
ARQUEOLOGÍA, HISTORIA, ARTE, ETNOLOGÍA, COSTUMBRE, MÚSICA, FOLKLORE, TRADICIONES POPULARES DEL MUNDO RURAL DE NUESTRA COMARCA
domingo, 26 de septiembre de 2021
sábado, 25 de septiembre de 2021
FACHADA DE LA CASA DE LOS GASCA por Laura Ortiz
Hoy nos gustaría hacer un recorrido sobre la casa de la familia Gasca.
Esta entrada se ha hecho gracias a la colaboración de @Jose Luis Acosta Mena y @José María López
LO QUE SABEMOS SOBRE ELLA
Fue vivienda de la familia Gasca.
De la vivienda antigua se conserva hoy su fachada en el patio de las escuelas, antes en su ubicación original donde actualmente esta la sede de Bankia.
Conocida por todos por ser la casa en la que pernoctó Carlos V en su retiro camino del monasterio de Yuste. Nicolás de la Fuente reseña que la fachada estaba adornada con cadenas que conmemoraban este hecho.
La fotografía datada en 1928 aparece como PARADOR DE BENITO ALONSO, posada donde se daban comidas regentado por Benito Alonso y Dionisia García.
LO QUE NOS CUENTA LA BIBLIOGRAFIA:
Según NICOLAS DE LA FUENTE, págs. 127 TOMO II de su F I S I O G R A F ÍA E Historia del Barco de Ávila:
"...el martes al medio día entró Carlos V en el Barco de Ávila. Dice en sus memorias Juan de Solís " que ya desde por la mañana bajaban todos los vecinos de la sierra y se movilizaron los del Barco, yendo muchos a pie y a caballo hasta cerca de la Horcajada, formándose aprestadas filas desde la puerta de la Villa a los dos lados dos lados del antiguo camino de Castilla. Al aparecer la comitiva con su vanguardia de 40 alabarderos y su oficial, detrás la caballería, más de 90 flamencos, borgoñones e italianos, con el Quijada y buen golpe de servidores, las aclamaciones de estos pueblerinos fueron ensordecedoras. Más al llegar el Emperador, fue tal el asombro y la sensación de respeto, que todos enmudecieron y se arrodillaban. Don Carlos con su natural bondad, les indicaba que se levantasen, dando muestras de agradecimiento. Como los Duques no estaban en el Barco, y en el alcázar se encontraban las monjas de Aldeanueva, el Emperador se alojó en la casa de los Gascas, donde aún conocí yo las cadenas que lo recordaban."
Según NICOLAS DE LA FUENTE, págs. 212 TOMO II de su F I S I O G R A F ÍA E Historia del Barco de Ávila:
Hablando sobre la Biografía de Pedro La Gasca: "Esta fábula que el mismo licenciado Gasca propagó, se sustituye por el hecho cierto de que los Gascas eran Señores de Carrascalejo y Navarregadilla desde 1093, en que se le concedió a Alfonso VI para que defendieran nuestras fronteras, así como dio a otro pariente el Señorío y encomienda del Puente del Congosto. Estos González Dávila, fundaron en el Barco, casa-palacio en el siglo XV y aún existe la fachada con el escudo. "
FRANCISCO MATEOS Adjunta una foto y menciona que fue Casa de la familia Gasca, donde pernoctó Carlos V en su viaje al monasterio de Yuste.
Francisco Mateos: “HISTORIA DEL BARCO DE AVILA”. Edita el Ayto. del Barco de Ávila.1996.
Según JOSE LUIS GUTIERREZ:
Nicolás de la Fuente se hace eco de noticias según las cuales existía "Una...casa de los Gasca, en la plaza de los Vados; su arquitectura es del siglo XV y con silueta alargada en altura.
La puerta es de origen bien cásico, balcón apilastrado, un entablamento, un escudo de los González Davila y como remate una cornisa.
Esta fachada tuvo cadenas como las tuvo la casa de los Trigueros (hoy colegio de las Franciscanas), indicando las visitaron los Reyes y también que tenían derecho de asilo".
La casa en cuestión estaba en la esquina entre las calles de Santa Teresa y Mayor, donde hoy están las oficinas de la Caja Ahorros de Ávila, fue derribada hacia 1968 y de 1971 es el proyecto de Clemente Oria para construir en actual edificio.
Los restos nobles de la portada, que se abría en un chaflan y a un zaguán, fueron amontonados en un solar entre la carretera y la finca del abanico.
Hace unos veinte años el Colegio Público logró la cesión de los sillares y dinteles de tan preciada portada y los instaló en la entrada de las escuelas. Del mal el menos, y como mal menor se conserva un resto de lo que fue aquella casa.
Para describir la portada en chaflán me sirvo tanto de viejas fotografías del parador de Cirilo y de los restos que aún quedan en el Barco.
La portada ocupaba todo el chaflán y a ambos lados tenía unas desmesuradas columnas abalaustradas, que se prolongaban rematando también el dintel.
Sobre éste un balcón volado y cubierto con un gran dintel en el que se marcan formas conopiales.
Sobre el dintel un escudo recercado por una cornisa a modo de alfiz. El caserón, en lo que dejan ver las antiguas fotografías, tenía toscos muros de mampostería y la sillería únicamente aparecía en el chaflán descrito.
José Luis Gutiérrez Robledo:” EL BARCO DE ÁVILA ARQUITECTURA Y ARTE”. La ciudad y la tierra de Ávila 1. Editan el autor e imprenta MARCAM. Ávila. 2004
INFORME SOBRE LA ALHÓNDIGA DE EL BARCO DE AVILA por Luis de Vicente Montoya
La memoria es limitada y recuerda escasamente los hechos recientes. Así ha ocurrido con el edificio de la Alhóndiga de El Barco de Ávila, edificio relevante del siglo XVI, que para el imaginario colectivo está asociado a una fábrica de harinas construida en los años veinte del siglo pasado. Algo parecido ocurre con el Hospital de San Miguel, otro importante edificio histórico de El Barco, cuyo recuerdo como antiguo y pionero hospital, ha sido sustituido por el de Residencia de Ancianos de la Plaza de las Acacias, de uso más reciente.
Existen ciertos elementos que han contribuido a la confusión sobre la historia del edificio de la Alhóndiga. Para la mayoría de los habitantes se le asocia con el último uso que tuvo el edificio como Fábrica de Harinas desde 1920 aproximadamente, que ha ocultado su uso original, como Alhóndiga, durante más de trescientos años y ha borrado su recuerdo. De alguna forma, se había impuesto la idea de que el edificio de la Fábrica se había levantado, a comienzos del siglo XX, sobre los restos de una antigua alhóndiga, bien levantando un nuevo edificio en su solar o bien añadiendo una altura al antiguo edificio. Varios expertos han sido de esta opinión.
1-1.- JOSE LUIS GUTIÉRREZ ROBLEDO
José Luis Gutiérrez Robledo en su libro El Barco de Ávila Arquitectura y Arte (Imprenta Marcam Ávila 2004) hace un profundo estudio documental del edificio de la Alhóndiga, pero incurre en el prejuicio de la reutilización del antiguo edificio para la ubicación de una fábrica de harinas y sugiere que se construyó una segunda planta vinculada a la creación de la fábrica. Interpreta el remetido de la fachada superior como un indicio de que se hubiese añadido una planta cuando se hizo la fábrica.
Gutiérrez comenta:
“En el cuerpo bajo del edificio de la fábrica de Harinas, aún pueden rastrearse los elementos de la arquitectura de la antigua Alhóndiga: la muralla de la Villa, los esquinales de sillería y la gran puerta con una inscripción de difícil lectura […]
El cuerpo superior dispuesto en releje, remetido mínimamente ya debe pertenecer en lo fundamental a la reforma para la fábrica de Harinas”
En su descripción de la alhóndiga incluye una transcripción de la inscripción del dintel que, aunque incompleta, proporciona la fecha exacta de la construcción de una alhóndiga en 1587. Esa primera transcripción ha sido un acicate fundamental para abordar la transcripción completa del texto.
1-2.- MAQUETA DE EL BARCO DE ÁVILA DEL SIGLO XVIII
Contribuyó a la confusión sobre el tamaño del edificio la elaborada maqueta de El Barco de Ávila en el siglo XVIII realizada por Luis Gutiérrez Gómez, que se exhibe en el vestíbulo de la biblioteca de la antigua Cárcel de El Barco, donde se representa la Alhóndiga con una sola planta, lo que estaría en consonancia con el supuesto de que se habría añadido una planta más al hacer la Fábrica de Harinas. No sabemos en base a que se tomó esta decisión sobre la forma del edificio. La excelente labor de divulgación de esta maqueta, unida al prestigioso sitio donde está expuesta, ha contribuido a oficializar ese error sobre el primitivo edificio, ya que si en el siglo XVIII tenía una sola planta, lo mismo tenía que ocurrir en el momento de su construcción en el siglo XVI.
1-3.- LOS RÓTULOS DE LA FÁBRICA
La rotulación publicitaria de la Fábrica de Harinas, que ha estado en el edificio durante más de noventa años, ha contribuido a consolidar, día a día, el carácter de fábrica en la mente de los vecinos, mientras que el recuerdo de la antigua alhóndiga se fue borrando.
1-4.- LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Otra circunstancia que ha contribuido a la desvinculación con el edificio original ha sido el cambio del nombre de la plaza: de plaza de la Alhóndiga por el de plaza de la Constitución. Si la Fábrica de Harinas había ocultado su pasado como alhóndiga para los vecinos de la localidad, el cambio de nombre de la plaza acabó con ese débil vínculo del edificio con su pasado. En otras poblaciones ocurrió lo contrario: desapareció el edificio y permaneció la toponimia de calle o plaza de la Alhóndiga. 1-5,- ESPACIO CULTURAL Por último en 2007 – 2008 se efectúa el Espacio Cultural de El Barco de Ávila (Obra social de la Caja de Ávila) en el edificio de la Alhóndiga. Para esta fecha el recuerdo de la Alhóndiga se ha perdido completamente. El arquitecto Manuel Sanz Sanz acomete una brillante rehabilitación del edificio, pero sin hacer mención a sus especiales valores históricos.
En las normas urbanísticas de El Barco de Ávila del 2006, el edificio de la Fábrica de Harinas figura en el catalogo de Edificios Singulares con el grado de protección Ambiental, que es menos restrictiva que otras calificaciones. Permite, por ejemplo, abrir nuevos huecos en fachada, y, de hecho, se añadieron dos nuevas ventanas en la fachada izquierda, en la entreplanta del edificio rehabilitado. El nombre que dio a su proyecto fue el de: ESPACIO CULTURAL EN LA ANTIGUA FABRICA DE HARINAS Obra social de la Caja de Ahorros de Ávila En la introducción de la memoria del proyecto se incluye una mínima referencia de la historia del edificio, que no va más allá de mencionar su carácter de fábrica sin ubicación temporal:
“El edificio fue una antigua fábrica de harinas, llevando muchos años fuera de uso, se encuentra con las edificaciones necesarias para el fin a que fue concebido, no habiendo tenido ningún uso posterior”.
2.- LA ALHONDIGA EDIFICIO DE DOS ALTURAS EN 1587
2-1.- El MURO SURESTE DE LA ALHONDIGA
La fachada sureste de la Alhóndiga, o fachada lateral derecha, constituye una prueba muy importante de que el edificio anterior a la Fábrica de Harinas tenía dos alturas. Su superficie esta sin revoco, por lo que aparecen a la vista sus materiales de construcción y las técnicas constructivas. El muro es de mampostería de piedra local de tamaño medio, de diversas tonalidades ferruginosas y trabada aparentemente con mortero de cal. En las esquinas se emplean potentes sillares de granito de más de medio metro de longitud, que dan solidez al edificio.
En su superficie aparecen una serie de huecos, en ambas plantas, que responden a la técnica de construcción de mechinales, que era un sistema de andamiaje con vigas pasantes en el muro, cuya retirada dejaba esos huecos. Un ejemplo próximo con esa técnica constructiva se encuentra en el convento de los Padres Trinitarios de Hervás, con fecha de 1664. Esta técnica de andamiaje fue cayendo en desuso con el paso del tiempo y con los nuevos avances tecnológicos y sería extraña en el siglo XX. Existe continuidad de los materiales constructivos en las dos plantas: Los mismos paramentos de mampostería en sus superficies, el mismo tipo de granito en los sillares que conforman las esquinas y la puerta principal, y la misma técnica de mechinales en ambos lugares, por lo que debemos concluir que todo ese muro sureste se hizo de una sola vez.
Para situar la época en que se construyó, Nicolás de la Fuente Arrimadas, en su Historia del Barco de Ávila publicada en 1925, ofrece una descripción de este muro de la Alhóndiga que aclara bastante. Nicolás de la Fuente dedica varias páginas a la historia y vicisitudes de la Alhóndiga. Su relato no incluye la conversión del edificio en una fábrica de harinas, que fue concluida en torno a 1920. Refiriéndose a la GUERRA DE INDEPENDENCIA, en la pág. 154 cita:
“En 1809 las tropas del general Hugo ocuparon la alfóndiga con todos sus depósitos de grano, y además almacenaban en ella los que traían de Cáceres y Alba. Después la convirtieron en fortín, abriendo las aspilleras que aún hemos conocido…”
Aquí Nicolás de la Fuente se equivoca al identificar los huecos de la fachada con aspilleras vinculadas a acción militar. Las aspilleras defensivas, efectuadas en momentos de tensión y premura, no tendrían un cajeado externo ni una precisa ordenación en vertical y horizontal. Sin embargo, Nicolás de la Fuente nos viene a decir que, en los años veinte, ya existía ese muro de la antigua alhóndiga, con huecos en su superficie, identificable con el actual. Por lo que ese muro de dos alturas ya estaba antes de la implantación de la Fábrica de Harinas.
Hemos visto, al estudiar el muro de la fachada derecha, que no pudo ser así, debido a la unidad de materiales y de técnicas constructivas (mechinales) en ambas plantas. Las otras tres fachadas están revocadas con una gruesa capa de mortero, pero se aprecia el mismo retranqueo en las fachadas, por lo que se deduce que no solo la fachada derecha debe considerarse construida de una sola vez, sino, también, las otras tres fachadas. Es decir, todas las fachadas del edificio actual se habían construido de una sola vez y son las que ahora contemplamos. Refuerza la conclusión anterior: el edificio tenía dos plantas cuando se hizo la Fábrica de Harinas.
viernes, 24 de septiembre de 2021
HISTORIA DE LAS PANADERIAS EN EL BARCO DE AVILA
En colaboración con Mercado De Los Lunes Plaza Mayor Barco De Ávila.
Un recorrido por las panaderías del Barco de Ávila.
Miércoles 11 de agosto del 2021, Antonio nos recibe en su panadería. Charlamos con él sobre las dificultades y satisfacciones a las que se enfrenta un panadero hoy en día.
Antonio quien regenta actualmente el negocio se levanta a las 3 de la madrugada y no descansa ningún día de la semana. Recuerda de su niñez los juegos en la panadería, a su padre, a quien veía trabajar, a su madre y a su abuela, quienes además de trabajar el negocio familiar eran madres que tenían que atender la crianza de sus hijos. Eran tiempos duros.
Antonio en su panadería. Foto Lina Sánchez |
Lo más gratificante de su
trabajo es que valoren la calidad de su pan del que intenta que se salga de la
rutina del pan común para lo que ha invertido mucho tiempo en realizar cursos
para mejorarlo.
Debe compaginar su día a día
con el hándicap de su alergia a uno de los productos básicos en su trabajo: la
harina.

Panadería Horno el Cristo. Foto Lina Sánchez |
Ofrece
diferentes tipos de pan que conviven con la barra común, como la barra rústica.
Panes de diferentes tipos de harinas, integrales y semillas.
En su elaboración la masa debe
fermentar casi 24 horas y emplea “masa vieja”.
Hay que destacar también las
perrunillas y mantecados con la garantía de calidad de Ávila Auténtica.
Panadería Horno el Cristo. Foto Antonio Hernández
Como persona inquieta y a la que le gusta hacer cosas nuevas, al igual que muchos comerciantes de la zona, han tenido que llevar sus productos y dulces a ferias medievales, mercados artesanales, nuevos tipos de negocios bio saludables, donde la demanda de este tipo de productos ha crecido por un aumento de tendencia en la sociedad de buscar en el medio rural productos naturales y de calidad
Esta panadería, como todas las
que se encuentran en la comarca, deben adaptarse a las necesidades de la
sociedad.
Nos cuenta que la despoblación
pone en riesgo este tipo de negocios por lo que tienen que buscar mercado fuera
de la región y vender a otras zonas, globalizar y mirar fuera.
La venta online y las nuevas tecnologías son básicas en los negocios rurales. Pide a las autoridades un esfuerzo que cree de vital importancia para no quedarse fuera de los mercados y seguir viviendo en su pueblo El Barco de Ávila.
Panadería Horno el Cristo. Foto Antonio Hernández
Panadería Horno el Cristo. Foto Laura Ortiz Reclama ayuda desde el punto
de vista institucional para que se fomente la industrialización de la zona y
llama a la unidad de todos los comerciantes de la comarca para que puedan logar
objetivos que beneficien al conjunto. Un poco de historia Familiar
Joaquín descendía de
Bercimuelle y Amalia del Puente del Congosto, provincia de Salamanca. Pertenecían
a dos familias de artesanos, con oficios de carpinteros, tejeros, y panaderos,
ellos continuaron con la panadería. Eran ya novios cuando empezó
la guerra y a Joaquín con 17 años lo enviaron a filas, la quinta del biberón la
llamaban. Amalia aprendió a leer y a escribir para mandarle cartas al frente y
después a África donde estuvo dos años de mili después de luchar en la guerra. Se casaron después de acabar
la contienda y tuvieron cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. Los dos pequeños
nacieron en el Puente del Congosto. Estaba el ventorro en la carretera general
que llevaba a Plasencia, enfrente de la Canaleja. En esos difíciles años de
posguerra, regentaban la venta con un pequeño comercio mezcla de tienda y
taberna además de la tahona. Con el racionamiento, la
materia prima escaseaba, el trabajo era duro y se obtenían pocos beneficios.
Joaquín, como casi todos los que tenían algún tipo de negocio en la comarca,
trapicheaban y conseguían con el estraperlo , aceite, pimentón y algunos otros
productos en la zona de la Vera o el Jerte, que cambiaban por los garbanzos y
las alubias de los agricultores del Aravalle, atravesaban la sierra a pie o en
mulas, burros y caballos, para conseguir intercambiar esos productos y ganarse
unas perras de comisión, a su vez la gente sembraba un poco de trigo o centeno
que llevaban a moler a el molino de la Canaleja, el molinero se cobraba ese
trabajo con un porcentaje de la harina obtenida de la molienda y a su vez se la
vendía a Amalia y a Joaquín para que pudieran masar algo más y sacar un extra. En esa economía de
supervivencia, entraba un pequeño huerto, unas gallinas, un cerdo y normalmente
una cabra, además de la recolección de setas, cardillos, y frutos silvestres. Amalia siempre comentaba que
el Aravalle era un paraíso, ella que venía de tierra más árida, reprochaba a
los habitantes de la comarca lo poco que conocían y utilizaban sus recursos
naturales. No solo vendían el pan en el Aravalle, también repartían a El Barco, donde lo traían un par de veces por semana a la tienda del Sr. Benito el de la regadera, que era como el centro comercial de El Barco de Ávila. Paco , el hijo mayor de la
pareja, contaba que con ocho años, su padre, cargaba las alforjas de panes
grandes como ruedas de carro, marcados con JH, (Joaquín Hernández) y su madre
subida en el poyo de la puerta del ventorro, le montaba a lomos de Moro, un
caballo negro de muy buen porte y gran alzada, daba un azote al animal en el
lomo, y este enfilaba por el camino real, puente de las aceñas y puente viejo,
y subiendo por la calle de la parada, llegaba hasta la calle de la regadera,
daba una voz y las sobrinas del señor Benito, Elena, Teresina y Feli, salían a
recibirle, le ayudaban a bajarse del caballo y en invierno le llevaban dentro
del comercio, escarbaban el brasero para calentarlo y después de haberle metido
en el bolsillo del gabán algún caramelo sustraído al tío, volvían a subirlo al
caballo para la vuelta. Una vez al mes venia con él
su padre a hacer las cuentas con el señor Benito, y a veces compraban alguna
herramienta en la ferretería de los Herrero, o una pieza de tela o una bobina
de hilo donde los Álvaro o en Iglesias, o traían a reparar una olla o una
sartén a el tío Diego el calderero, después su padre tomaba un vino en Fabi, el
España o el Central, mientras él se sentaba en una mesa a saborear una gaseosa
Los Pardillos, y su padre conversaba o hacia tratos con los parroquianos. A mediados de los sesenta se
trasladaron a El Barco, intentando mejorar, y compraron en la Colonia del
Santísimo Cristo del Caño, en la otra orilla del Tormes, el inmueble que ocupa
actualmente la Panadería del Cristo, con la ayuda de sus hijos, ya mayores, el
negocio creció y además de los seis de la familia, llegaron a tener cinco o
seis empleados más. En los últimos años del
ventorro, habían comprado uno de los primeros coches que se veía por la
comarca, una especie de furgoneta con toda la carrocería de madera, ya en El
Barco tenían varios vehículos para repartir por toda la comarca, pero el más
peculiar era el que utilizaba Joaquín, consistía en la parte trasera de una
furgoneta a la que habían añadido unas varas a los lados y a la que enganchaban
una mula. Joaquín la guiaba repartiendo el pan a tiendas, bares y restaurantes
del pueblo, así como a los particulares que salían a comprar al oír el tintineo
de los cascabeles del animal.
Fuente:
Familia de Francisco Hernández ANTIGUAS PANADERIAS en El Barco de Ávila ya desaparecidas, La Panadería de Mateíllo que funcionó primero
en la Calle del Castillo y más tarde en el Concejil. Luego se instaló allí
Florín que venía de Bohoyo con gran tradición familiar. Con el tiempo se montará
su propia panadería muy cerca en el mismo barrio. Gran panadero por su calidad,
variedad y ricos dulces De La Panadería de Faustino
Gómez recuerdan los más mayores las sobadas y los hornazos que se hacían de
encargo y las tortas de chicharrones que eran exquisitas. La Panadería de Ramón en la Calle de Los Arrieros Panadería de Faustino. Foto Félix Resina Jiménez Panadería de Faustino. Foto Raquel García Sánchez Panificadora de Máximo García. Maxi y Sagrario.
Foto María García En la actualidad solo nos
quedan en El Barco de Ávila la panadería del Cristo y la panadería de
Florín, otra panadería referente en la villa. En la comarca se localizan las
últimas panaderías en la Horcajada (Julio Sánchez), Panadería Peña en
Santibáñez de Béjar, en Muñogalindo, que recordemos. Panadería La venta, el Tejado
y en Palacios ya desaparecidas. Esperemos que este oficio tenga
larga vida por el bien de nuestro pueblo y toda la comarca. El pan de calidad es un
artículo de lujo en El Barco de Ávila que nosotros podemos disfrutar y también queremos
compartir. Gracias Antonio y a las
personas que han colaborado en esta pequeña historia de las panaderías de
nuestro pueblo.
Colaborar con los negocios locales es proteger nuestro patrimonio cultural y humano. |